lunes, 6 de febrero de 2017

ACTORES NOMINADOS OSCAR 2016: ELIGIENDO POR DESCARTE



Tras la polémica (un tanto absurda en sí, por mucho que sea un indicio de algo que sucede más de lo que debería, algo que en realidad no debería existir pero, por desgracia, ahí sigue bien enquistado, fomentado e impuesto por muchos -basta con echar una ojeada a las noticias de hoy mismo-), después de que el año pasado se viviese la entrega de los Oscar con la tensión racial muy presente, parece que más de uno tomó nota de lo que dijo Viola Davis cuando recogió su Emmy por Cómo defender a un asesino y este año abundan los personajes de raza negra (y por lo tanto las interpretaciones de actores con ese color de piel). Se analizará a cada candidato en concreto tal y como hacemos cada año, pero conviene señalar que, hablando en términos generales, este hecho no es algo que busque compensar errores u olvidos pasados: sencillamente, hay bastante donde escoger y así lo demuestran los seleccionados (y algunos que han quedado fuera). Centrándonos en el apartado de intérpretes masculinos, el que suscribe apenas puede elegir favoritos, puesto que apenas hay dos o tres interpretaciones que parezcan destacadas y dignas de encomio (y premio), echando especialmente en falta al impactante Joel Edgerton de Loving como protagonista y al muy efectivo Kevin Costner de Figuras ocultas y al espléndido Simon Helberg de Florence Foster Jenkins como secundarios.

INTERPRETACIÓN MASCULINA PROTAGONISTA

-CASEY AFFLECK POR MANCHESTER FRENTE AL MAR:

   Actor hierático, poseedor de un solo tono (que se limita a enronquecer un poco más de lo habitual cuando quiere aparentar emoción e intensidad), cuya (excesivamente) alabada contención es más incapacidad y falta de recursos que construcción de personaje y minimalismo interpretativo, recibe todo un regalo de Kenneth Lonergan en forma de traje hecho a la medida y, aunque no abandona su sempiterno semblante, su inexpresividad, su morosidad de movimientos, aunque a ratos podríamos estar ante una secuencia de Adiós, pequeña, adiós (2007), El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford (2007), El demonio bajo la piel (2010) o En un lugar sin ley (2013), poco importan la caracterización, las localizaciones o el vestuario si te centras en su rostro y te dejas adormecer por su modo de arrastrar/musitar/farfullar las palabras, llega un momento en la película en que su incapacidad para llorar y gritar, su compunción sorda, el tormento interior que no deja de lacerarle, todo eso y más consiguen que este cronista se sienta afectado, conmocionado, impactado, y aunque esa empatía actúa un tanto como el Guadiana, a partir de esa secuencia es imposible quitarse la perturbación de encima y eso ya es mucho en un intérprete que, como se viene diciendo, suele provocar hastío.

-ANDREW GARFIELD POR HASTA EL ÚLTIMO HOMBRE:

  Podrían haberle nominado por Silencio (2016) de Martin Scorsese y nada hubiera cambiado, ya que sólo porque en aquella lleva sotana y alzacuellos y aquí uniforme de soldado puede distinguirse una cinta de otra en lo que a su interpretación se refiere, su eterno catálogo de muecas y pucheros, sus repetitivas morisquetas (tampoco posee tantas), su permanente gesto de estupor, angustia, diríase que siempre está a un paso de ponerse a llorar (e incluso gemir).

-RYAN GOSLING POR LA LA LAND:

   Actor de innegable atractivo y magnetismo que, a ojos de quien escribe, termina por saturar y difuminarse al mantener la mueca que primero le convirtió en estrella (o al menos en el sueño de adolescentes que devoraban el librito que inspiró la película) en El diario de Noa (2004) y después en intérprete de culto y prestigio por la igualmente sobrevalorada Drive (2011). Más allá de la secuencia del cortejo en la que consigue no quedar eclipsado por una arrebatadora Emma Stone, es todo un error de casting que descompensa terriblemente La La Land y hace más patentes sus carencias (la fundamental, un protagonista masculuno a la altura de su compañera) y arritmias.

-VIGGO MORTENSEN POR CAPTAIN FANTASTIC:

  Una interpretación rutinaria, como tantas de Mortensen (aunque es de agradecer que se olvide de su falsa intensidad y esté algo menos lánguido que otras veces), que sorprende ver recompensada de este modo (es más un tributo a lo que el personaje preconiza, a lo que ejemplifica, a lo que pregona -porque moralina y discursito hay un rato en la cinta, incluso aunque se compartan ciertos valores que se defienden en la misma-).

-DENZEL WASHINGTON POR FENCES:

   Fueron muchos los años en que Washington pedía a gritos un Oscar como protagonista, poniendo el acento en lo racial, menospreciando a sus compañeros por el hecho de ser blancos, depreciando su propia interpretación al hacer continuo hincapié en el color de la piel, al final se llevó contra pronóstico y sin merecimiento una estatuilla como protagonista por un rol secundario (o que, al menos, tenía menos presencia en pantalla -si bien es cierto que dejaba más huella, a cada uno lo que es de cada uno- que Ethan Hawke quien, paradojas que se dan en los premios, compitió como secundario ese mismo año). Todo esto, sumado a que no es ni de lejos el favorito, juega en su contra en esta ocasión, cuando su interpretación en Fences (que ya le valió un Tony) es un absoluto prodigio: sólo verle caminar, moverse, colocar el cuerpo, ya es toda una lección de cómo dar vida a un personaje (y sus secuencias con Viola Davis son de altísimo voltaje).

INTERPRETACIÓN MASCULINA SECUNDARIA:


-MAHERSHALA ALI POR MOONLIGHT:

  Personaje muy importante (o debería serlo) que la película pierde demasiado pronto (y al que tampoco consiente ningún momento destacado y/o perdurable) sin que haya tiempo para apreciar el trabajo del actor, sorprende que sea uno de los mejor colocados para alzarse con el triunfo, todo un agravio hacia el emotivo Trevante Rhodes, que debería competir en esta categoría por derrochar ternura y encoger el corazón de los espectadores en una de las secuencias más hermosas filmadas el año pasado.

-JEFF BRIDGES POR COMANCHERÍA:

  Un veterano pleno de carisma y oficio que no tiene problemas en imprimir algo de interés, socarronería, ironía y energía a uno de los títulos con aureola de prestigio más inflada de la presente edición, y que a pesar de todo no consigue desvanecer la sensación de déjà vu que asalta al espectador, quien por momentos cree estar asistiendo a un resumen de los mejores momentos de la carrera de Bridges, quien ya obtuvo un Oscar a destiempo por uno de sus roles más olvidables, un compendio de lugares comunes y obviedades que vuelve a desplegar sin recato.

-LUCAS HEDGES POR MANCHESTER FRENTE AL MAR:

  Le toca bregar con la parte que hubiese merecido algún que otro recorte, su personaje se queda en el estereotipo (aunque sin el trazo grueso tan por desgracia habitual que sufre la gran parte de los adolescentes que nos llegan en películas y series), es tal vez el mayor agujero por el que el filme pierde aire, llega a resultar accesorio y casi prescindible, nominación por carambola que deja un regusto más bien amargo por haber sacado a la lista a nombres con más méritos.

-DEV PATEL POR LION:
   Más allá de que aparece (y ocupa) en la parte más convencional de la cinta, narrada y filmada casi como un mero trámite, perdiendo todas las virtudes de la primera hora, desperdiciando oportunidades, personajes e intérpretes, Dev Patel es incapaz de hacer creíble que es el adulto en que se ha convertido el maravilloso Sunny Pawar, todo un talento natural, la auténtica estrella, poseedor de un magnetismo irresistible del que carece el nominado.

-MICHAEL SHANNON POR ANIMALES NOCTURNOS:

  Nominación sorprendente porque, de aparecer en este listado alguien de la lista procedente de la segunda incursión de Tom Ford como director de cine, se esperaba que lo hiciese Aaron Taylor-Jonhson, ese camaleón al que están tardando en reconocer su inmenso talento (aunque en realidad es insultantemente joven -y ahí están sus créditos-), intérprete con una gran capacidad para desaparecer en sus personajes y resultar irreconocible incluso a rostro descubierto y sin caracterización excesiva. Todo lo contario puede decirse de Michael Shannon, tendente al disfraz, a lo exagerado, a la mueca, a recargar y subrayar cada gesto, cada inflexión de voz, repitiéndose una y mil veces en lo que él pretende versatilidad; es cierto que en esta ocasión es capaz de graduar y no pisar todo el rato el acelerador, pero, puesto que acomete un rol similar, hace aún más patente la naturalidad de Jeff Bridges, quien no necesita retorcer la voz o la cara ni subrayar continuamente que lo está haciendo.

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