martes, 1 de enero de 2013

2012: SESIÓN DE CINE





   Cuando termina un año nos sentimos obligados a hacer balance, a intentar dejarlo fijado en la memoria mediante unas cuantas palabras, unos pocos acontecimientos, algunas personas vinculadas a ellos; es un ejercicio en muchas ocasiones arduo e incluso antipático, sobre todo porque hay cierta sensación en el ambiente que parece obligar a ello y ya se sabe que lo uno no hace con o por gusto no resulta demasiado gratificante. Por otro lado, en ocasiones es una práctica innecesaria y redundante porque sabemos que, aunque podamos dudar en la cifra exacta, jamás olvidaremos “el año que vimos a Madonna en el Palau Sant Jordi”, “el año en que publicamos nuestro segundo libro” (aunque eso, en realidad, va a pasar en 2013) o “el año en que nos deleitamos viendo tal película”. A pesar de mi tendencia a gruñir y torcer la cabeza más de lo debido, a querer desmarcarme de lo que en tantas ocasiones, como dijese Alberti, me suena a “cretino eco fiel”, siempre resulta grato recordar buenos momentos vividos gracias a películas que se quedan en tu ánimo, en tus emociones, en tu personalidad y, al mismo tiempo, propicia la posibilidad de exorcizar fantasmas al acuñar el inevitable envés de la moneda, la crucecita que vamos a llevar a cuestas en nuestro ánimo de espectadores, esos títulos con los que querrías no haberte tropezado pero con los que colisionaste sin remisión.

   Desde hace ya bastante tiempo, reduzco a cinco los filmes elegidos en cada categoría para que así haya posibilidad de afinar, de elucubrar, y más en un año en que, sin encontrar como diría la Anne Bancroft de Agnes de Dios (1985), candidatos excepcionalmente buenos, sí ha habido una producción muy interesante que ha conformado un amplio abanico de candidatos (en la parte negativa de la lista, nunca faltan opciones, cada vez es más complicado reducir el listado); de hecho, en algún caso podría haber decretado empates técnicos y, de esta forma, haber reseñado algunas películas, pero creo que eso hubiese sido hacer trampas, especialmente a mí mismo. En fin, sea como sea, mi clasificación de 2012 en lo que a cine se refiere queda como sigue:

PELÍCULAS ESPAÑOLAS E HISPANOAMERICANAS DESTACADAS:

-INFANCIA CLANDESTINA:

   Tendrá el espacio que merece en el blog, pero la vi justo el pasado día 30 de diciembre y no ha habido opción, por lo tanto, para no repetir (anticipar) lo que escribiré, sólo destacaré cómo me clavó en la butaca, cómo me golpeó, me sacudió, pero no pude evitar sentirme feliz como espectador porque una historia así se estuviese narrando y dando a conocer. Luis Puenzo, asumiendo labores de producción, cierra con pulso firme el círculo abierto con esa absoluta maravilla titulada La historia oficial (1985) y cede el testigo a un Benjamín Ávila, debutante del que esperamos con impaciencia nuevas entregas de lo que –crucemos los dedos- no puede ser flor de un día ni fruto del terror sufrido –aunque cómo lo contiene y lo transforma en cine sobrecoge y admira-.

-CARMINA O REVIENTA:

   Paco León da varias piruetas, varios saltos mortales, y en todos cae de pie: cinta fresca, sin vanas pretensiones (ni artísticas ni sociales), honesta, sencilla, absolutamente natural (¡Qué vayan aprendiendo los que enarbolan esa bandera para defender sus obras acartonadas y sin alma!), que provoca carcajadas de todo tipo de público, implicación, empatía, cariño por los personajes. Uno, que intenta sobrevivir en una profesión llena de intrusos (y no lo digo por un corporativismo mal entendido: son muchos los que aprendieron/aprenden el oficio como se debe, o sea, ejerciéndolo, pero lo dignifican día a día, sin necesidad de haber pasado por un aula donde, en la mayoría de las ocasiones, se da un conocimiento teórico que sirve para muy poco), comprende cómo pueden sentirse los bien llamados profesionales cuando alguien, de buenas a primeras, se lleva todos los parabienes, elogios e incluso galardones negados a otros con una importante trayectoria a sus espaldas, pero deberíamos recordar que han sido muchos los que han empezado una carrera sin experiencia previa y han engrandecido el prestigio que debe rodear a la palabra “actor” (y, por desgracia, cuántos hay así llamados porque es a lo que se dedican y no demuestran preparación, interés ni evolución); por eso, y por lo ofrecido en pantalla, ¡viva Carmina Barrios! (y su vecina y, ¿cómo no?, ¡viva Mayra Gómez Kemp!).

-LOS NIÑOS SALVAJES:

   Aunque no evita cierto tremendismo ni perderse en algún vericueto autoral, Patricia Ferreira maneja con buen pulso un material muy complicado sin adoctrinamientos ni discursos, sin pretender ofrecer soluciones ni limitarse a señalar culpables, sobre todo porque todos los implicados lo son de una forma u otra y sólo si asumen esa condición se darán cuenta de su responsabilidad y, tal vez, entonces sí, la situación mejore.  A destacar el carisma de Àlex Monner, sin impostaciones ni morisquetas, ayudado por un guión muy medido en la composición de personajes que esquiva los lugares comunes con pericia y acierto.

-ARRUGAS:

   Toda una sorpresa que logra sus objetivos con creces, emocionando con honestidad, sin necesidad de dramatismo forzado, provocando muchas sonrisas (que son las que permanecen) e incluso alguna carcajada. Directa y rápida (no olvidemos que procede de un cómic y ambas virtudes deben estar presentes, por mucho que se empeñen en pastiches o extraños híbridos), es una de esas cintas que devuelve con sencillez y encanto las ganas de vivir (y de mirar a los que nos rodean, tengan la edad que tengan).

-OPERACIÓN E:

   Ya tuvo su sitio en el blog, por lo tanto sólo apuntar su acierto para dejar fuera todo lo que podría convertirla en farragosa, pero sabiendo construir el telón de fondo sobre el que transcurre la peripecia de sus personajes, y hacer hincapié en la prodigiosa interpretación de Luis Tosar.

PELÍCULAS ESPAÑOLAS E HISPANOAMERICANAS OLVIDABLES:

-LA CHISPA DE LA VIDA:

   Es la que perdió hace mucho tiempo Álex de la Iglesia, más notoria aún dicha carencia en una película que sólo podría funcionar desde la farsa bien entendida (o desde la crítica más acerba y despiadada). Un triste remedo de El gran carnaval (1951) en el que las causalidades no importan y en el que Salma Hayek (que debió leer otro guión o, al menos, demuestra tener claro cómo debería contarse la historia) está muy perdida, teniendo que dar la réplica a un José Mota salido de su show televisivo, a un Juan Luis Galiardo exageradamente autoparódico (¡Y pensar que queda como uno de sus últimos trabajos!), a una Blanca Portillo desmadrada y sin gracia o a un Fernando Tejero en su estilo más irritante.

-LUCES ROJAS:

   Rodrigo Cortés seguirá vendiendo humo y muchos seguirán aplaudiéndole como creador, innovador, visionario y todos los epítetos que quieran dedicarle. Cinta convencida de su importancia, de su inteligencia, de su carácter de rara avis, copia burda e incluso insultante (porque da por hecho que nadie va a caer en ello) de títulos que, cuando menos, le superan en el hecho de haberse rodado antes. Y Robert De Niro como suele desde ya hace demasiado tiempo y la pobre Sigourney Weaver pidiendo alguien que la rescate de tanta mediocridad.

-HOLMES & WATSON. MADRID DAYS:

   Cuando pensábamos que no era posible un Garci más acartonado, trasnochado, manierista, engolado, crecido y simple que el que pervirtió a Galdós y le convirtió en un escritor de medio pelo (porque ni en la melopea más desmadrada podías atribuirle nada de Sangre de mayo (2008)), decidió meterse en el universo de Conan Doyle para contarnos lo que opina sobre los toros o cualquier asunto de actualidad que considere conveniente. Al margen de cambiar de idioma cuando le viene en gana y siempre al revés, y de tanto como se podría comentar para sería demasiado prolijo y tampoco merece la pena entretenerse demasiado, acusar a José Luis García Pérez de crimen de lesa majestad porque convertir al doctor Watson en ese personaje fatuo, procaz y chusco (algo que, en realidad, hace con todo lo que interpreta).

-TODO ES SILENCIO:

   También se puede leer sobre ella en el blog, así que no nos ensañaremos más en esta ridiculez con algunos de los momentos más delirantes vistos durante 2012 (¡Ese Miguel Ángel Silvestre gritando “traidores” y pegando cuatro tiros y prendiendo fuego con un botecito de gasolina!). Lo peor es haber confirmado que muchas de las frases ridículas que pueden escucharse vienen directamente de las páginas escritas por Manuel Rivas.

-GRUPO 7:

   Pensar que esta película fue una de las opciones para representar a España en los Oscar provoca un escalofrío y, sin solución de continuidad, una carcajada. Un a modo de thriller abstrusamente rodado, sin preocupación de dotar de vida a los arquetipos que usa como personajes, sin verdadera utilización del sustrato político-social de la historia, con unos actores que abochornan por su inexistente dicción, por confundir intensidad con tensar el cuello hasta límites casi sobrehumanos, fruncir el ceño hasta que casi parezca un bigote o disparar los ojos hasta que se salgan de sus cuencas. ¡Y ese Mario Casas, señores!

PELÍCULAS EXTRANJERAS DESTACADAS:

-LAS SESIONES:

   Aún está muy reciente la entrada sobre esta absoluta maravilla, por lo tanto os remito a ella no sin resaltar lo divertida, lo entrañable, lo esplendorosa, lo mágica que es y sin ñoñerías ni trucos baratos; eso por no recordar su mesura, su exquisitez, su buen gusto, su señorío, su bravura, sin necesidad de proselitismos ni soflamas (y por eso y otras muchas cosas más, algunos la considerarán indecente y se salen de la sala). Y un John Hawkes grandioso y una Helen Hunt inmensa regalan dos de las interpretaciones más desnudas, honestas y valientes que podremos aplaudir nunca.

-WAR HORSE (CABALLO DE BATALLA):

   Una vez más, Spielberg da en la diana y nos entrega una película emocionante, cautivadora, épica, tomando lo mejor del estupendo texto de Michael Morpurgo que en Londres sigue dejando con la boca abierta en su versión teatral (y se supone que dentro de poco tendrán allí El último jinete… ¿Cómooooo? Bueno, al menos aprenderán que lo bueno de un camello es que siempre es un camello). Una espléndida evocación de esas películas de aventuras que nos convirtieron en cinéfilos, una cinta con ecos fordianos que es un regalo para los ojos y los oídos (¡Gracias, señor Williams!).

-LA VIDA DE PI:

   Casi podríamos repetir la frase anterior para resumir una de las cintas más bellas y mejor rodadas que hemos gozado este año que acaba de terminar. Como lo demás está en su entrada correspondiente, sólo animar a cualquier reticente a que se deje llevar por la magia que destila en la casi totalidad de sus fotogramas.

-AMOR BAJO EL ESPINO BLANCO:

   Por si algunos lo dudaban, Zhang Yimou sigue en plena forma y lo deja patente con esta película en la que, como en tantas ocasiones, sabe resultar rico en matices, preciosista, prolijo si la narración lo requiere, sin necesidad de aditamentos y/o abigarramientos. Dando más puntadas de las que algunos han querido ver y a otros les gusta pensar, se preocupa fundamentalmente de la primera palabra del título, sin olvidar las causas de que ese amor tenga que superar tantos obstáculos.

-J. EDGAR:

   Por las mismas razones que la de Yimou, esta cinta provocó urticaria y malestar en aquellos que sólo quieren la historia contada desde un ángulo, reafirmando su ideología, dando carta de naturaleza en ocasiones a leyendas y maniqueísmos reduccionistas, aquellos que no atendieron a una de las primeras frases que dice el personaje principal: “Ya es hora de que cuente yo la historia”. Y eso mismo hace un impresionante Leonardo DiCaprio al que siguen negando el pan y la sal encarnando a Hoover, dejándose envolver por el clasicismo más favorecedor de Clint Eastwood quien, por cierto, trata al público como adulto porque sólo suministra los datos precisos (el único punto un poco oscuro, o al menos decepcionante, es, como siempre en Hollywood, la manera en que se pasa por encima de la nefasta “caza de brujas” del senador McCarthy).

PELÍCULAS EXTRANJERAS OLVIDABLES:

-SHAME:

   Teniendo muy fresca la revisión de Cowboy de medianoche (1969), uno confirma que Hollywood (y no digamos la crítica y el público) tropieza en la misma piedra las veces que haga falta: artificiosa y supuestamente escandalosa, Shame logra sus cinco minutos de gloria por el desnudo frontal de Michael Fassbender (en realidad, vemos sus atributos en penumbra y en un plano muy rápido), aunque algunos aún sigan extrayendo explicaciones, desentrañando metáforas, redactando prolijas críticas a esta cortina de humo que, por fortuna, se deshará en breve (en lo que aparezca otra similar). Al menos, la cinta de Schlesinger queda por ese Oscar a la mejor película del año que hoy tanta vergüenza ajena provoca.

-HOLY MOTORS:

   “Llamadme autor de culto y os aburriré hasta la saciedad”. El que quiera saber más que busque la crítica (o lo que pude hacer) publicada no hace mucho o que vea salir, como yo el otro día, al público de una proyección para entender por qué no deberían molestarse en comprar una entrada.

-LA FRÍA LUZ DEL DÍA:

   Perdón por el exabrupto, pero está película no es tonta porque es lo siguiente: un desfile de despropósitos y sandeces que no merecen mucho más. Eso sí, ¡qué lástima que Henry Cavill rodase en España y no nos enterásemos! Y, repito, ¡que alguien rescate a la Weaver de tanta mediocridad!

-COSMÓPOLIS:

   David Cronenberg se pretende conciencia del apocalipsis hacia el que caminamos y toma como cómplice a Don DeLillo y a uno de los peores actores con los que jamás toparemos. Como no quiere repetirme ni cansaros, por ahí encontraréis más sobre este “bla, bla, bla” incesante convertido en película.

-BATTLESHIP:

   Diseñada para romper las taquillas, se dio un batacazo bastante importante demostrando que en ocasiones el público palomitero también tiene criterio (el suyo, como afirmaría Karina). Tal vez haya visto en 2012 películas que podrían considerarse “peores” (lo entrecomillo porque no me gusta hablar en esos términos), pero por lo aburrida, lo estruendosa, lo enfática, lo innecesaria, la coloco aquí para que asuma su condición de fiasco (¡Y esa Rihanna, jajajajaja!).

2 comentarios:

  1. Siempre resulta interesante leer un análisis tan bien justificado como el tuyo! Incluso cuando puedo no coincidir al 100%. Carmina o revienta, más allá del soplo de aire fresco que ha supuesto gracias a su sistema de distribución, totalmente libre de prejuicios, me parece una película bastante floja en términos narrativos, algo deslabazada, y que pone todo el peso de la cinta en un personaje, el de Carmina, que tiene momentos mejores y peores.
    En las extranjeras, he de reconocer que Shame me gustó mucho, a pesar de sus pretensiones, y echo de menos En la casa, posiblemente una de mis películas favoritas del año.
    En el resto coincidimos!
    Y de lo que dé de sí el 2013 ya hablaremos! Estupendo blog :)

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  2. Como bien dices, Carlos, uno argumenta sus gustos y no dejan de ser eso: una preferencia, una elección. Ya comento que este año me he topado con unas cuantas películas que, de una forma u otra, me han regalado emociones parejas, recuerdos similares, cintas que me parecen iguales en sus méritos y, por lo tanto, mis cinco destacadas (en el ámbito internacional) podrían ser otras (bueno, no todas, claro: "Las sesiones" siempre estaría ahí). Puedes rastrear lo que escribí de "En la casa" para comprobar lo mucho que me gustó; esa, "Argo", "Mi semana con Marilyn", alguna más hubiera podido aparecer, pero me decanté por las que aparecen en el listado por las razones que expongo.
    "Shame", por el contrario, me parece humo, película empaquetada para despertar el entusiasmo que despertó entre la crítica y de la que nos olvidaremos muy pronto (¡Ojalá!), aunque alguien la saque a colación (perdón por el término, jajaja) cuando el niño McQueen o el pasmarote de Fassbender estrenen algo nuevo.
    "Carmina o revienta" tiene sus fallos, es cierto, los cuales le dotan de un encanto que no poseen ni de lejos películas tal vez más perfectas en su escritura, desarrollo, ejecución y resultado final, pero cuando sale de una proyección repitiendo algunos gags, frases, cautivado por un personaje, la magia ha funcionado y has ganado un recuerdo imborrable como espectador. Eso es lo que sentí yo viendo la ópera prima de Paco León y eso es lo que todavía permanece a la hora de pasar revista.
    ¡Te espero siempre que quieras y, por supuesto, en el resumen de 2013!

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